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martes, 2 de octubre de 2012

LA EMOCION DE DUSTIN HOFFMAN



De todas las imágenes que nos ha regalado este año la edición número 60 del festival de Donostia, nosotros nos quedamos exclusivamente con una. Hay que dejar de lado el ya consabido palmarés que este año ha vuelto a premiar al cine de autor en la mano de François Ozon y su "Dans la maison" y también, como ya es habitual, al cine español. Puede que haya habido alguna pequeña sorpresa pero este año el jurado parece haber estado de acuerdo con el público y la crítica especializada a la hora de otorgar premios. También dejaremos de lado la calidad intrínseca de las películas en un festival que comenzó con un alto grado de acierto en sus primeros días para luego ir decayendo paulatinamente. 




Y, aunque no del todo, tampoco nos quedamos con las estrellas que este año han visitado la ciudad donostiarra. Y decimos no del todo porque la persona que nos ha regalado la imagen del festival puede considerarse por todos una estrella de Hollywood, pero viendo lo visto el pasado sábado, reafirmamos la idea de estar ante un trozo enorme de la historia del cine y ante todo ante un ser humano con una dimensión emocional enorme.


Dustin Hoffman recibió un premio especial 60 aniversario aprovechando su debut en la dirección con "Quartet" que cerraba esta edición. Que una persona como él, que lo ha recibido todo, que lo ha ganado todo y que su reconocimiento como actor está fuera de toda duda se emocionara como él lo hizo ante el público del Kursaal puesto en pie ovacionándole nos demuestra como es un verdadero actor: que actuar es un trabajo, un regalo y que sin el público, él no sería nada. Que una cosa es ir de divo por la vida, de estrella y otra con la sencillez de un hombre cualquiera al que se le reconoce su trabajo; que ser actor es una parte y que ser humano lo es todo.


Cuando Hoffman, a punto de echarse a llorar, aún es capaz de agradecer a ese público la emoción que está recibiendo (casi olvidándose del premio que minutos antes le había sido entregado por un afortunado Ricardo Darín) todos, absolutamente todos deben reconocer que Dustin Hoffman no sólo es un actor...es mucho más. Un hombre que lo ha dado todo (y lo sigue dando) por su trabajo pero que sabe que el valor de las cosas de la vida no está e un agasajo o en una alfombra roja, sino mucho más allá, en un rincón al que muchas personas llaman alma. Y Hoffman tiene una bien grande. Gracias Dustin por todos esos momentos que nos has podido dar. Y sobre todo con uno como este:

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