Habría que profundizar mucho en la biografía de este actor para saber exactamente cómo cuándo y dónde nació este carácter rebelde pero puestos a fantasear, tal vez Hopper quedó conmocionado tras la muerte en accidente de coche del chico rebelde por excelencia, James Dean, convertido en mito inmediatamente después y al que Hopper conoció en (justamente, ya es casualidad) "Rebelde sin causa" (repetirían en "Gigante") que si para James Dean significó ese ascenso a la condición de "mito", para Dennis Hopper significó (sólo) su debut en la pantalla grande.Puede que esa ascensión mítica de su "partenaire" alentara la posterior y excesiva vida de Dennis Hopper. Y puede que hiciera suya, como también hicieron muchos, esa frase icónica "Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver" que se atribuía a James Dean (realmente la frase pertenece al protagonista de la película "Llamad a cualquier puerta" del director Nicholas Ray) y que se puede entender como uno de los slogans de la posterior corriente contracultural del hippismo, en cuya explosión, unos diez años después, tuvo mucho que ver, por lo menos en cuanto al cine se refiere, la persona de Hopper.
Algo a lo que no ayudó la génesis y la pobre repercusión que tuvo su segunda película, "The last movie", un film que quiso rodar en tierras sudamericanas, concretamente en Perú donde la cocaína corría entonces como el agua; que montó, remontó y volvió a remontar mientras la Universal, la única major que le había dado cancha al endiosado director para rodar su película, comenzaba a desesperarse; que ganó el Premio de la Crítica en el festival de Venecia y que finalmente se estrenó en Nueva York permaneciendo sólo dos semanas en cartel después de que la crítica la destrozara. El éxito de Dennis Hopper desapareció tan o más rápidamente que como le había llegado.Y es que Dennis Hopper estuvo casado cinco veces y tuvo cuatro hijos. Muy curioso es el caso de su matrimonio con Michelle Philipps en 1970, unión que duró una semana cuando la tal Michelle huyó del "hogar conyugal" harta de las amenazas de un continuamente drogado marido que se dedicaba a disparar su escopeta dentro de casa; y muy triste el espectáculo con su última mujer, Victoria Duffy, con la que se casó en el año 1996 y de la que se ha querido divorciar antes de su muerte por los clásicos problemas de herencia.
Asumido su nuevo papel, más discreto que en los años 70, en el mundo de Hollywood, Hopper comienza a entender la nueva industria y consigue en 1980 un buen éxito de crítica (que no de público) con "Sin nada que perder" su nueva película como director y hoy convertida en film de culto en la que se reservaba el papel del padre de la punk protagonista y del que el mismo Hooper dijo que ese padre es en lo que se habría convertido su personaje de "Easy Ryder" diez años después.



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