viernes, 14 de octubre de 2011
KEVIN BACON: ¿UN RICHARD WIDMARK PARA EL SIGLO XXI?
Para muchos el nombre de Richard Widmark puede que suene a cine añejo, a cine antiguo, a ese cine que ya no se ve o no se quiere ver, para otros suene a desconocido y para unos terceros a un actor de carácter que se hizo famoso por sus papeles de “bad boy” (icónica es la escena en la que su personaje en la película “El beso de la muerte” empuja a una anciana en silla de ruedas por las escaleras).
Ya que no era un galán se convirtió en actor de culto, o de carácter como ya hemos citado. Tal vez se haya fijado en la carrera de Widmark un actor tan sólido como Kevin Bacon que pasados los cincuenta parece haberse decidido por convertirse en el Richard Widmark del siglo XXI. Hay actores que deben reinventarse, que advierten que el rol de “star” no va con ellos o que, sencillamente, el éxito no les ha acompañado como unos afortunados principios pudieran hacer preveer. Y algo así ha ocurrido con Bacon y nosotros nos alegramos que tengamos un actor semejante al que podamos disfrutar de su carisma cinematográfico.
Verano del 2011. “X-men, primera generación”. Club Fuego Infernal. Sebastian Shaw, uno de los mejores enemigos de la Patrulla X. Su rostro cinematográfico es el de Kevin Bacon. También inspirada en el mundo de los superhéroes pero en forma de comedia bufa, Bacon también pone el careto de maloso en “Super” una verdadera y a ratos divertida astracanada. Y como no hay dos sin tres, rumores que son ya casi noticias quieren certificar que su próximo trabajo es en el film “R.I.P.D”, basado en el cómic de mismo título donde dos policías muertos se dedican a cazar demonios para devolverlos al infierno y que así no interfieran en nuestras “dulces” vidas. Si los dos polis son Jeff Bridges y Ryan Reynolds, ¿qué papel le queda a nuestro querido Kevin Bacon? El de malo de la función, claro está.
Muy, pero que muy lejos quedan los tiempos en los que un jovencito Kevin Bacon parecía que iba a hacerse un hueco es eso de ídolo de jovencitas y eso que su papel “Diner” y sobre todo en “Footloose” así parecía asegurarlo. Pero en los años 80 habían demasiados rostros bonitos que comenzaban a despuntar (el reparto de “Rebeldes” de Francis Ford Coppola es un buen resumen) y otros rostros le fueron ganando en popularidad. Sigue trabajando en películas comerciales dedicadas a los jóvenes pero su suerte está echada. Participa en “Línea mortal” pero sus compañeros de reparto vuelven a quitarle protagonismo: Kiefer Shuterland y Julia Roberts.
Visto lo visto, Bacon parece quedar en un segundo plano y se deja ver en pequeñas películas como “Temblores”, película donde los verdaderos protagonistas son una especia de lombrices gigantes que viven bajo tierra y otros trabajos que pasan directamente al mercado del ya extinto VHS, vamos, de cabeza al video-club.
Aunque participa en la película “JFK” de Oliver Stone, son dos papeles los que le pondrán de nuevo en una cierta órbita, dos papeles en los que Bacon ya se pasa al otro lado de la ley, dos papeles que para aquellos que habían seguido la dubitativa carrera de este actor, dejaron con la boca abierta: “El río salvaje” donde se enfrenta a una actriz como Meryl Streep y sabe hacerle frente y en “Sleepers” de Barry Levison, potente película que peca de algo tendenciosa pero donde Kevin Bacon se enfrenta a actores de la talla de Brad Pitt, Dustin Hoffman o el mismísimo Robert de Niro: otro papel al margen de la ley, oscuro y terrible que avecinaba los trabajos a los que Bacon iba acercándose: papeles con una compleja y torturada personalidad a los que podía ofrecer su “savoir faire”, creando unos personajes complejos y atrayentes.
Poco a poco va creándose una carrera fuera del circo mediático de Hollywood. A pesar de participar en “El hombre sin sombra” donde el director holandés Paul Verhoeven realiza una revisión muy personal (y más salvaje) del mito del hombre invisible, film de un cierto éxito en taquilla o en “El último escalón” donde intenta por enésima vez lanzarse, sin suerte, al estrellato, son los papeles de carácter los que le devuelven la vida cinematográfica y lo convierten en actor con un cierto aura de culto.
Su desparpajo interpretativo le permite afrontar papeles tan dispares como en “Mystic River”, grandísimo film de Clint Eastwood o con Atom Egoyan en “Where the truth lies”. Marcado su camino, se atreve con la producción y protagoniza (además) un film como “El leñador” donde nos muestra a otro personaje poliédrico y atormentado, un pedófilo que tras cumplir sentencia vuelve a su hogar para enfrentarse a sus vecinos y a sus propios fantasmas. Pequeño film, casi olvidado, que se merece una revisión (pronto publicaremos una crítica en nuestra sección “Nuestro otro cine”).
Y hasta hoy. Lejos quedan ya sus pinitos como actor/star para adolescentes. Treinta años de carrera dan para pensar y para pensar mucho. Y desde “La gran evasión” creemos que Kevin Bacon ha sabido encauzar su carrera hacia otro tipo de papeles que den muestra de su valía en el mundo de la actuación. Y podíamos pensar en todos aquellos que se han quedado por el camino. De todas formas, lo que realmente debe importar es que tenemos un gran actor que después de treinta años en el tajo sigue trabajando con una serie de registros que pocos actores pueden demostrar. Y algún día, de alguna forma será así reconocido. Mientras tanto nos queda, nada más y nada menos, que seguir disfrutando de su versatilidad actoral en un tipo que a veces incluso sabe tomarse a broma a sí mismo.
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admiro su trayectoria y la capacidad de transformarce en sus personajes,
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