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martes, 16 de abril de 2013

CRÍTICA: "UN AMOR ENTRE DOS MUNDOS".



A veces suele suceder que, tras ver una película,  queda una extraña sensación  de disconformidad que no ha aparecido hasta el “the end” y que se confirma una vez fuera de la sala de cine. Películas con un potencial magnífico a las que le falta una chispa final, un rúbrica que termine por aposentar y marcar a fuego en nuestra memoria la película; películas que encierran dos historias en una y que no se ven culminadas por una falta de equilibrio entre ellas. Son estas las dos mismas sensaciones que han quedado una vez vista “Un amor entre dos mundos”.


Si decimos que “Un amor entre dos mundos” es un drama romántico no nos estaríamos equivocando pero tampoco diciendo toda la verdad ¿o sí? El argentino  Juan Solanas busca algo diferente dentro de un género (o subgénero) en el que ya se han contado las mismas cosas de todas las formas posibles. Y así plasma en imágenes la existencia de dos mundos contrapuestos que viven encima uno del otro y que tienen las gravedades invertidas. En uno de ellos viven los pobres en el otro, los ricos. Un hombre de un mundo y un mujer del otro se conocerán y pondrán en peligro la misma existencia ya que el contacto entre seres de uno y otro mundo está prohibido.



Y ya tenemos el planteamiento del director: una historia de amor imposible dentro de un relato de ciencia-ficción que a la vez alberga una segunda historia con unos mayores matices de tinte crítico-social. A priori, “Un amor entre dos mundos” tiene muchos ingredientes favorables para conseguir una película llamada, por lo menos, a estar por encima de la media. La capacidad visual de Juan Solanas, la estética que vierte en su película es apabullante, tanto que algunas veces incluso llega a hacerse recargada, aunque esto no evite que consiga el hipnotismo adecuado para la historia (o historias) que está contando: es difícil destacar alguna escena en concreto ya que el concepto de mundos invertidos está conseguido de tal manera que demuestra un gran aprovechamiento de los recursos monetarios de tal manera que parece que estemos ante una gran superproducción.


El equilibrio de Solanas entre las dos historias a contar (la romántica y la social) se mantiene con frescura durante más de media película, consigue integrar ambas sin que la película chirrie. Hay un suspense por lo que pasará entre los dos nuevos amantes y las consecuencias que su amor fatal puede traer un sistema tiránico y consolidado, pequeño espejo de la sociedad actual. Pero, ¡ay!, llega un momento en que la fuerza que se espera, el potencial que hemos estado esperando a ver en la segunda parte de la película, se pierde.


Parece que Solanas no quiera arriesgarse, no quiera profundizar en los dilemas que plantea su hipotética sociedad creada y su idea deriva hacia el amor de los dos amantes. No habría nada que objetar siempre y cuando esta historia creciera en fuerza y convirtiera la película en un torbellino de pasiones desatadas pero, por desgracia, no es así. No hay nada que objetar ante la elección del director, “un amor entre dos mundos” es su obra y si cree conveniente que su film sea una historia de amor, pues bien, que lo crea, pero que después sea valiente y la ponga en imágenes (en sus imágenes, preciosas y preciosistas y que van como anillo al dedo a esta historia romántica) desde el principio y no busque insertar otro tipo de tramas que luego quedan disueltas como un azucarillo.


Y al salir del cine uno piensa que hubiera sido de “Un amor entre dos mundos” en manos de algunos otros directores como el binomio Marc Caro-Jean Pierre Jeunet, Michael Gondry o ¿por qué no?, a Eliseo Subiela, argentino como Juan Solanas, y propietario de un cine de una poesía visual muy cercana a esta película. Quién sabe, igual Juan Solanas ha sabido beber de las fuentes de Subiela, pero tampoco descartaríamos a Caro, Jeunet o Gondry.


De todas formas “Un amor entre dos mundos” es un film reivindicable al menos por el riesgo de su apuesta y su resultado no es ni mucho menos fallido ya que es una película que atrapa, que emociona. Tal vez el fallo está en la predisposición que te embarga una vez instalado en la historia y que a uno le hace esperar una obra maestra que no llega a ser porque su director tampoco tiene esa visión. Tal vez sea él el primero en darse cuenta que eso es pedirle demasiado a un drama romántico.




2 comentarios:

  1. Esta pelicula es una de las pocas que me dejan con la inquietud de seguir mirando mas...
    Cuando haran la 2da parte?

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