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martes, 29 de mayo de 2012

EL ALIENTO ÉPICO DE "300"



Desde que el cine es cine, los espectadores siempre hemos buscado emociones o sensaciones en la película  elegida. Reímos con una comedia, lloramos con un drama, temblamos con una película de terror o nos concienciamos con un documental. Pero nada de eso es comparable al aliento épico que poseen muchas películas. Desde “El nacimiento de una nación” de Griffith hasta nuestros días podríamos estar días nombrando títulos y títulos como “Braveheart”, “Excalibur” o “Moby Dick” y todos los peplum o películas de romanos como  “Espartaco”.  Aliento épico y heroísmo. Todo esto se respira en “300”
Las artes secuenciales, ya sea cine o cómic, se han servido de muchas fuentes para sus películas o sus viñetas y, sin ninguna duda, la más utilizada es la historia de la humanidad. A veces conocemos más de nuestra historia por la visión de una película o por la lectura de una obra literaria que por una enciclopedia. 



En el año 480 antes de Cristo, el rey persa Jerjes se propuso invadir Grecia movido por la venganza. Años antes su padre, Darío I, fue vencido en las primeras guerras médicas así que planeó su propia conquista con mucho cuidado llegando a formar un ejército con una gran flota naval (1.207 barcos según los libros de Herodoto) y un número de soldados que algunas fuentes dicen que fue de un millón. 
Atenas pidió ayuda a Esparta y su rey Leónidas acudió a la llamada de sus vecinos atenienses. La batalla más importante contra los persas sería la batalla de las Termópilas, un estrecho paso donde los persas no podían lanzar todo su ejército. Durante cinco días, 300 espartanos aguantaron las embestidas del ejército invasor al que causaron infinidad de bajas y minando la moral de las tropas persas. Cinco días, tiempo suficiente para retrasar el avance persa y permitir a la flota replegarse hasta Salamina, donde Grecia consiguió la victoria final contra la flota de Jerjes. 



Esparta fue una ciudad-estado de la antigua Grecia situada en el Peloponeso que terminó por consagrarse a la guerra y al honor y hacia estos dos aspectos estaba enfocado su sistema educativo. Los niños eran apartados de su familia y hasta los veinte años recibían una educación de gran dureza para crear soldados eficaces que lucharan por el bien de la ciudad. Al nacer el niño era examinado. Si no estaba bien formado se le conducía al Apótetas o lugar de abandono y se les arrojaba a un barranco al pie del monte Taigeto. Su fuerte sistema político-militar convirtió a Esparta en un poder temible que participó en las guerras médicas y en la guerra del Peloponeso. Sin embargo, su leyenda surgió en la batalla de las Termópilas. Todo esto se respira en “300”

Frank Miller es un guionista de comics poseedor de una carrera profesional muy personal y llena de éxitos. Es un gran admirador de la filosofía guerrera oriental como vimos en Ronin y ahora es más conocido gracias a la traslación al cine de su serie negra sobre la ciudad del pecado, “Sin City”. Ha sido renovador de muchos personajes como Daredevil (para la Marvel) al que aportó dos obras maestras como “Born again” y la saga de Electra, y Batman  al que oscureció en “Batman, Dark Knight” y “Batman, año uno” historia esta que sirvió para la celebrada “Batman Begins” de Christopher Nolan.  


La originalidad del trabajo de Miller viene dada por la concepción dramática de todos sus héroes. Suelen ser personajes solitarios, abocados a situaciones personales dramáticas que parecen superarles y que participan de una sociedad con la que no están totalmente de acuerdo o sencillamente al margen de ella. Pero también son personajes valientes, íntegros en la defensa de sus convicciones y sin miedo a la acción ante la situación a la que se enfrentan. Y finalmente y en esencia son seres trágicos. Son las características del héroe de Miller, desde Batman hasta el Marv de Sin City, pasando por Ronin. Pero Miller va mucho más allá. Ha conseguido para sus personajes un aura especial, un héroe que por encima de su dolor está el honor convirtiéndolos así en seres mitológicos. El mundo de la mitología es la razón de ser del trabajo de Miller. Las páginas de sus cómics son mitología pura. Y todo eso,  se respira en “300”


“300”, la película, comienza con la imagen de un recién nacido que es asomado a un barranco en espera del respeto de los dioses. Una vez aceptado en la sociedad espartana, el bebé irá creciendo en un entorno familiar donde la violencia y el entrenamiento es la causa de su vida, violencia y entrenamiento militar que seguirá en una academia ya separado de su familia. Al llegar a la adolescencia es abandonado fuera de la ciudad donde deberá luchar por su supervivencia. Sin abrigo, sin comida y sin armas terminará enfrentándose a un gran lobo. Pero el niño no tiene miedo. Las técnicas y las tácticas aprendidas durante todos estos años le servirán para triunfar sobre la bestia y volver a la capital de Esparta.


Años después, ese niño es Leónidas, rey de Esparta. El y su mujer, Gorgos, conocerán los planes del rey Persa Jerjes a través de un embajador enviado por él. Recibido por Leónidas, el embajador les informará que Jerjes busca que se le otorgue tierra y agua como prueba de sumisión. Leónidas, junto al apoyo de su mujer, lanzará al enviado de Jerjes y sus acompañantes a un profundo pozo. Leónidas sabe que la guerra está cerca y con ella, toda Grecia y su ideal de libertad  democracia en peligro. El rey se someterá a los designios del oráculo que no le son favorecedores y le deniegan su marcha a la batalla: Desoyendo el consejo, Leónidas juntará a su guardia personal, formada por 300 hombres, y partirá hacia el estrecho paso de las Termópilas donde se enfrentará al más grande ejército jamás creado. 300 espartanos contra un ejército de 250.000 efectivos formados por soldados, monstruos, carruajes, elefantes, rinocerontes y los inmortales, la guardia personal del rey Jerjes, en una guerra que se convirtió en leyenda y que permitió el origen de la civilización occidental tal y como la conocemos hay en día.


“300” completa el círculo de la pasión de Frank Miller por esta historia. Escribió y dibujó “300”, sin olvidar a su colorista Lynn Varley, fascinado por una película que vio de pequeño y que llevaba por título “Los trescientos espartanos” y que aquí se conoce como “El león de Esparta”. Esta película también narra la batalla de las Termópilas pero desde un punto de vista más histórico y con todas las características del peplum o cine de romanos.


Esta nueva versión no bebe de fuentes históricas ni de “El león de Esparta”. Sólo del cómic de Miller. Su director es Zack Snyder, un forofo de la revista de cómic “Heavy Metal” y ha respetado al máximo la estética de la obra de Miller y Varley creando una película con un estilo parecido al realizado en “Sin City”. Destacar los nombres de Gerard Butler como Leónidas, Rodrigo Santoro como el rey Jerjes y Lena Headey en el papel de la  reina Gorgos. Como veis nombres poco conocidos y es que según el director, la única superestrella debía ser la misma película Para esta recreación los actores estuvieron seis meses actuando frente a las famosas pantallas verdes y azules sobre las que luego se digitalizaban los fondos. Pensar que de los 1.500 planos de la película, al menos 1.300 tienen un efecto visual incorporado y alguno muchos más. Snyder, que proviene del campo de la publicidad, comenzó filmando “El amanecer de los muertos”, tras rechazar una oferta por “Los hombres de Harrelson”. Para muchos “El amanecer de los muertos” es mucho mejor que “Zombie”, la película que copia Snyder.


“300”, al contrario que su antecesora, no es una película histórica aunque se base en un hecho real. Es pura ficción que respeta e incluso mejora el trabajo de Miller. “300” es una gozada llena de fuerza, heroísmo, tragedia, épica y honor. Y todo ello junto a la excelente factura técnica del equipo hacen de “300” cine total.

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