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jueves, 28 de octubre de 2010

EL ARTE CONTRA LA GUERRA. EL CINE EN NUESTRA GUERRA CIVIL




 
Seguro que nadie me va a discutir lo que voy a decir ahora: La Guerra Civil sigue siendo una de las temáticas a las que más recurre nuestro cine español. Puede que los años 80 y también los 90 hayan sido los años más prolíficos en cuanto a este tema tan doloroso que tan lejos queda ya para las nuevas generaciones nacidas en democracia, pero nuestra guerra ha llamado la atención en muchos más tiempos y en otros muchos lugares hasta llegar a nuestros días.

Hacer un pequeño viaje por la historia de nuestra guerra civil a través del cine. Ese es nuestro plan para hoy. Tan personal como incompleto, seguro, pero representativo del poder de nuestro suceso histórico más internacional y doloroso. Todos sabemos que hoy en día una guerra como la guerra de Irak da lugar a un montón de películas y documentales que tratan de exponer sus causas y consecuencias. En menor medida ya pasó algo así en la guerra civil. Durante los tres años que duró la contienda se realizaron varias películas. Algunas en territorio alemán, en los estudios UFA, un sistema que nos ha descubierto el director Fernando Trueba en “La niña de tus ojos”.

 
Aunque se hicieron películas de ficción, lo que realmente tiene importancia fueron los documentales sobre todo por su posterior valor histórico. Luis Buñuel filmó “España 1936” pero el verdadero título mítico de esta época es “L´espoir: Sierra de Teruel” realizado por el escritor francés André Malraux, documental hoy recuperado, con varias mutilaciones y en el que se pueden ver diversos episodios de la guerra.


De los años de la dictadura franquista, tenemos en nuestra memoria colectiva a un cine español dominado por el costumbrismo con películas de corte folclórico (todas las tonadilleras tuvieron sus películas), el landismo (las películas de Alfredo Landa, de Paco Martínez Soria) y finalmente por un cierto aire de libertad con el cine destape con películas como “Doctor, me gustan las mujeres, ¿es grave?”, “Lo verde empieza en los pirineos” o “No desearás al vecino del quinto” película del año 1970, casposa como la que más pero que todavía hoy es la película española con más espectadores.

 Sin embargo, en los primeros años de la posguerra, aún se pudieron ver películas con referencias claras a la guerra civil. Algunas como “Raza” que ha pasado a la historia porque se dice que el guionista de la historia era el mismísimo Franco... Suponemos que el guión lo escribió él, igual que como pescaba aquellos pedazos de atunes y similares que mostraba luego todo orgulloso en eso del NODO, el mundo al alcance de todos los españoles.

Todos sabemos de la existencia de la censura, un órgano con poder omnipotente. En sus manos se prohibían o se mutilaban películas que tuvieran algo, por insignificante que fuera, que pudiera perjudicar al régimen y despertara pensamientos inadecuados en la sociedad. Pero ¿prohibir una película de corte falangista? Eso ocurrió con “Rojo y negro” que se estrenó dos semanas después de “Raza” y que desapareció rápidamente  de las carteleras. En los años 90 se descubrió una copia de este film maldito. Mucho se ha escrito de esta historia de una pareja que al empezar la guerra, ella se afilia a la Falange y él a un partido de izquierdas. Unos dicen que se prohibió por ser cruda y violenta, otros por el enfrentamiento existente entre falangismo y franquismo. Dejando de lado afiliaciones políticas, una grandísima película adelantada a su tiempo, una rara avis de nuestra cinematografía con un gran poder de seducción.

 
 La guerra civil también ha traspasado las fronteras de nuestro cine. Para muchos extranjeros, que incluso se afiliaron a las Brigadas Internacionales, luchar junto a la República era luchar por la libertad. El mismísimo Rick de Casablanca había participado a favor del bando republicano.


El escritor Ernest Hemingway fue corresponsal de guerra y su experiencia, aparte de convertirlo en un enamorado de España, le sirvió para escribir “Por quién doblan las campanas” que en el año 1943 se convirtió en película. Un americano, experto en explosivos, es encargado por el mando republicano para destruir un puente, la principal arteria logística del ejército de Franco. Sus protagonistas fueron Gary Cooper e Ingrid Bergman y hoy en día es todo un clásico.


Otro director extranjero que también se ha acercado a la guerra civil, más próximo a nosotros, es Ken Loach. Este director, contestatario, reivindicativo y a veces panfletario, llegó a nuestro país y filmó “Tierra y libertad”, un nuevo canto a los extranjeros que vinieron a España a defender la República a través de David, un inglés que conocerá de las guerras internas entre comunistas y anarquistas.


Toda guerra civil tiene también sus olvidados. Todas aquellas gentes que se vieron inmersos, sin comerlo ni beberlo, en los odios fraticidas de un país. Muy pocas películas se centran en los sin nombre, en el ciudadano que vivió los bombardeos o que sufrió el acoso y el cerco de su ciudad, sitiados, sin saber si el siguiente día sería el último día de sus vidas... Qué bien lo refleja la película “Las bicicletas son para el verano” de Jaime Chávarri, que bien el texto de Fernando Fernán Gómez y que bien refleja esa desesperación el actor Agustín González, ya desaparecido.


Actualmente en el debate político se ha abierto un debate con la ya muy conocida memoria histórica. Un debate que está acercándose más a la confrontación que a la reconciliación, pero así está hoy nuestro país que le vamos a hacer. La memoria histórica, la reconciliación eran dos de los mensajes que se nos daban en una de las mejores películas españolas de estos últimos tiempos, mucho mejor incluso que la novela en la que se basa y con uno de los mejores y más emocionantes finales que he podido ver. “Soldados de Salamina”


Las miradas más recientes a destacar se centran de distinta manera en las consecuencias posteriores a la guerra civil, dos miradas tan dispares como dispares son las personalidades y objetivos de los dos cineastas. En “El laberinto del fauno”, Guillermo del Toro adopta su tono fantástico a una historia en dos niveles donde se mezclan la dura realidad de aquellos días y la imaginación como única vía de escape siendo su mayor logro la perfecta superposición de ambos planos a lo largo de la película. La última visión hasta el momento sobre la Guerra Civil y la época de posguerra viene de la mano de uno de los cineastas más interesantes que ha dado nuestro cine en estos últimos años, el mallorquín Agustí Villaronga. Al igual que el director mexicano, también Villaronga adapta al película a la mirada de un niño pero donde aquélla utiliza la imaginación, la fantasía para conseguir una vía de escape, una pequeña puerta de esperanza, en “Pa negre” la vía de escape es mucho más fría, más dolorosa y, si se nos permite, hasta cierto punto macabra.


Se ha dicho al principio: sólo hemos querido dejar una pequeña muestra de lo que creemos puede ser una válida representación del tratamiento que ha dado el cine a lo largo de los años sobre la contienda que dividió España en dos bandos irreconciliables. Seguramente se han quedado muchas en el tintero, pero nuestra memoria es la que es. (¿Podemos considerar El espíritu de la colmena” o “El sur” de Víctor Erice películas sobre/de la posguerra?).
De todas formas sí damos por seguro que viendo las películas citadas podemos hacer una idea de la visión cinematográfica de la Guerra Civil. Y tal vez (re)descubramos que "gracias" a una guerra también podemos disfrutar de verdaderas obras de arte.


1 comentario:

  1. Heyy Albertooo muy buen comentario y muchas gracias aprendo mucho contigo.

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