Mientras continúan los dimes y diretes sobre una cuarta parte de Jason Bourne (las últimas informaciones dicen que será una precuela con nuevos actores y director), Matt Damon y Paul Greengrass, los artífices del éxito de la saga del agente amnésico (tanto que incluso el agente secreto por antonomasia, James Bond, tuvo que plegarse a la nueva tendencia y tener su propio "reboot") han vuelto a juntarse en "Green zone", un nuevo vehículo de lucimiento donde, al igual que en la segunda y la tercera parte de Bourne, dar a entender (otra vez) que la acción en el cine no tiene porqué estar reñida con la inteligencia.
Y para esta nueva aventura cinematográfica, Greengrass, Damon y el resto del equipo se han acercado a un tema que desde el año 2001 no deja de estar de actualidad: la guerra de Irak. Matt Damon es Roy Miller, subteniente del ejército que durante la ocupación de Irak, en el año 2003, le es encargada la misión de buscar y encontrar las famosas armas de destrucción masiva. A medida que registra más y más posibles escondites, Miller se irá introduciendo en una maraña donde espías, agentes, políticos y demás personajes de toda calaña pondrán en duda todo aquello en lo que había creído hasta ese momento y le hará plantearse nuevas preguntas que le llevarán a buscar nuevas respuestas.
Como ha dicho el mismo Paul Greengrass, "Green Zone" no es una película sobre la guerra de Irak. Es un thriller que transcurre en Irak. Por mucho que diga, sabemos que Greengrass tiene un cierto compromiso político a la hora de abordar según que temáticas en su cine (Basta recordar "Domingo sangriento" con la problemática de Irlanda del Norte en los años 70 o "United 93", recreación de lo acontecido en el cuarto avión que fue secuestrado el 11-S y que no alcanzó el objetivo señalado tras la rebelión de los propios pasajeros). Si mezclamos esta inquietud ideológica de su cine con el ritmo narrativo que imprimió a la saga de Jason Bourne (y que se ha intentado copiar hasta la saciedad pero nunca igualar), nos encontramos con toda seguridad ante una nueva gran película de acción. E inteligente.
Y para esta nueva aventura cinematográfica, Greengrass, Damon y el resto del equipo se han acercado a un tema que desde el año 2001 no deja de estar de actualidad: la guerra de Irak. Matt Damon es Roy Miller, subteniente del ejército que durante la ocupación de Irak, en el año 2003, le es encargada la misión de buscar y encontrar las famosas armas de destrucción masiva. A medida que registra más y más posibles escondites, Miller se irá introduciendo en una maraña donde espías, agentes, políticos y demás personajes de toda calaña pondrán en duda todo aquello en lo que había creído hasta ese momento y le hará plantearse nuevas preguntas que le llevarán a buscar nuevas respuestas.
Como ha dicho el mismo Paul Greengrass, "Green Zone" no es una película sobre la guerra de Irak. Es un thriller que transcurre en Irak. Por mucho que diga, sabemos que Greengrass tiene un cierto compromiso político a la hora de abordar según que temáticas en su cine (Basta recordar "Domingo sangriento" con la problemática de Irlanda del Norte en los años 70 o "United 93", recreación de lo acontecido en el cuarto avión que fue secuestrado el 11-S y que no alcanzó el objetivo señalado tras la rebelión de los propios pasajeros). Si mezclamos esta inquietud ideológica de su cine con el ritmo narrativo que imprimió a la saga de Jason Bourne (y que se ha intentado copiar hasta la saciedad pero nunca igualar), nos encontramos con toda seguridad ante una nueva gran película de acción. E inteligente.
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