Burton, Cronenberg y nuestro Bayona llegan a nuestras carteleras, algo que da un plus de calidad a las películas que se estrenan este jueves (se adelantan y aprovechan la festividad del 12 de octubre).
Tim Burton lleva algún tiempo de capa caída como si su universo personal se estuviera agotando al mismo tiempo que su energía, esas pilas que tantos momentos mágicos, extraños y escabrosos nos ha dado en los últimos años. Tras la penosa (por vacía) "Alicia en el país de las maravillas" y la casi ni vista "Sombras tenebrosas", Burton se acerca a uno de sus primerísimos trabajos, el genial corto "Frankenweenie" que le costó en su día su puesto de anImador en la Disney.
Ahora es esa misma Disney (vale, es posible que los capitostes sean ya otros y Burton ya no es aquel empleadillo a sueldo que tenían en un rinconcete) la que produce la conversión a largometraje de esta historia que homenajea no solo al clásico monstruo de Frankestein sino a todo aquel tiempo y su forma a la hora de crear terror y de la que la Universal era su paradigma. De vuelta a la técnica de la stop-motion que tan buenos resultados le diera en el pasado (No habrá que recordar "La novia cadáver") "Frankenweenie" cuenta la historia de un chiquillo que gracias a un experimento que compate en la clase de ciencias es capaz de resucitar a su querido perro que había muerto. Un nuevo regreso a ese mundo burtoniano de freaks necesitados de cariño frente a una sociedad que no entiende el salto de normas.
Con los años Cronenberg parece haberse creído que es tan buen cineasta que puede con todo aquello que se propone o que le proponen. Dejada atrás la secuela de "Promesas del este" (una de sus mejores películas) se arriesgó luego con los mismísimos Freud y Jung en "Un método peligroso" en una vertiente doble en la que por un lado volvía a uno de sus temas predilectos (psicología versus carne) y por otro dejaba de lado su cine escabroso (en lo formal) para retractarse hacia un cine más clásico, algo que le hacía perder mucha parte de su identidad cinematográfica generada a partir de títulos como "Vinieron de dentro de..." o "Cromosoma 3"
En un nuevo salto sin red, CronenberG se a atrevido con una obra de Don Delillo, obra llena de diálogos y, en un principio, bastante difícil de llevar a pantalla. Pero CronenberG al menos lo ha intentado y eso puede honrarle. O tal vez sólo sea un "boom" de Egocentrismo que no le ha llevado a calibrar el resultado de una película que, al igual que el libro (no puede ser de otra manera) se decide a golpear a esE capitalismo actual que tanto daño nos está haciendo a todos los anónimos que son los que realmente aguantamos las vigas de nuestro sistema. Por si la obra ya pudiera sea controvertida "per se", Cronenberg se decide a utilizar para el papel protagonista a Robert Pattinson, sí, sí, el vampiro guaperas y cansino de la saga "Crepúsculo" que parece decidido a buscar nuevos caminos que le alejen del personaje que le dio fama a nivel mundial.
Nunca hemos terminado de aceptar que el fervor mediático que se le dio al debut de Bayona semanas antes de su estreno tuviera su pistoletazo de salida en su pase en el festival de Cannes. Que la aceptación que tuvo "El orfanato" en el festival francés diera lugar a una campaña de promoción indirecta y gratuita a la película nos recuerda lo verdaderamente corto de miras que somos en este país a la hora de defender cualquiera de nuestros proyectos. Finalmente aquella promoción supuso uno de los mayores éxitos taquilleros en nuestro país para una película que, al fin y al cabo, no se le puede reprochar su impecable factura pero que, para aquellos que llevamos el género de terror dentro, ya habíamos visto miles de veces.
Mucho se ha hecho esperar Bayona para acabar su nuevo trabajo, algo que es de elogiar y defender pues entendemos que ha sabido desentenderse de su fama y dedicarse concienzudamente a "Lo imposible", película con la que da el salto internacional y para la que ha contado con nombres como Naomi Watts y Ewan McGregor. Estos dos actores son una familia que sufren el colapso en el famoso tsunami del año 2004. Bayona divide sabiamente la película en dos partes: El tsunami en sí y la fuerza devastadora que lo arrasa todo y, posteriormente, las secuelas que esa misma ola gigante deja en nuestra familia protagonista. Un verdadero "tour de force" del que parece ser que Bayona ha salido ganador ya que genera emociones intensas a lo largo de todo el metraje sin caer ni en grandilocuencias ni en sensiblerías baratas de cara a los espectadores.
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