lunes, 11 de junio de 2012
PESADILLAS DE CINE: ALGUNOS APUNTES SOBRE PSYCHO KILLERS
En un artículo anterior nos acercábamos a la figura de Hannibal “El caníbal” y este personaje nos da la excusa perfecta para acercarnos a la figura del asesino en serie. Tal vez deberíamos empezar preguntándonos porqué sentimos esa atracción malsana hacia estos siniestros personajes o qué mecanismos ocultos en nuestra mente se disparan para que nos interesen, de tal forma, sus correrías sanguinarias. Un claro ejemplo de esto es la película “Asesinos natos” de Oliver Stone, donde dos asesinos en serie se convierten en héroes por arte y magia de los medios de comunicación que de forma sensacionalista ven en esta loca pareja un modo de subir sus audiencias.
Pero esto es un programa de cine no psicología. Y aunque pueda parecer que no, el cine entiende mucho de psicología y, desde hace mucho tiempo, conoce de la fascinación que tiene la sociedad por la figura del “serial killer”. En el año 1931, el genial Fritz Lang, el de “Metrópolis”, dirigía “M, el vampiro de Dusseldorf”
“M” es una película que estudia el comportamiento de la mente enferma de un don nadie que se convierte en asesino de niños porque no puede reprimir esos instintos. Un asesino que comunica a la prensa sus crímenes y la intención de continuar matando.
El icono más representativo de los asesinos en serie no es otro que Jack, el Destripador. El amigo Jack actuó en Whitechapel, en Londres, en el año 1888 y sus víctimas eran todas prostitutas que después fueron mutiladas. Este personaje real, jamás fue descubierto. Muchas son las películas que se han acercado a este asesino. Y algunas curiosas como “Asesinato por decreto” donde los asesinatos de Jack, el destripador son investigados por el mismísimo Sherlock Holmes o “Los pasajeros del tiempo” donde Jack es un amigo de H.G. Welles. Jack utilizará la máquina del tiempo inventada por H.G. Wells para escapar al ser descubierto. Llegará al futuro, al año 1980, donde descubrirá un mundo nuevo donde seguir actuando. Pero H.G. Wells le persigue intentando evitarlo.
La última versión sobre Jack, el Destripador, es más reciente y se basa en la genial novela gráfica de Alan Moore y Eddie Campbell. En este caso la investigación deriva hacia un personaje que podría estar muy relacionado con la familia real británica. El título tanto de la novela como de la película, que, por cierto, protagonizaba, Johhny Deep, es “Desde el infierno”. Así era como comenzaba la única carta que se atribuye realmente a Jack, el Destripador, de las muchas que envió.
Son muchos los serial killers reales que han prestado sus historias al cine. Pero los guionistas también han creado para la pantalla que por ser ficticios no dejan de ser terroríficos. Y si Jack, el Destripador es el icono de los asesinos en serie reales, Norman Beates, es el icono de los de ficción. Tanto que hasta podría ser real. Y es que, no en vano, su verdadero creador fue Alfred Hitckock que nos obsequió con otra de sus grandes obras. “Psicosis”.
Con esta película se creo un nuevo subgénero cinematográfico, el psicho-thriller donde a partir de ese momento se incluirán todas las películas que tengan como personaje principal o secundario a uno de estos asesinos en serie. “Psicosis” tuvo sus secuelas, y no nos referimos a sus continuaciones que mejor olvidar, sino a que con ella se instauró el género como tal. Y aunque el psicho-thriller fue víctima de las películas de serie B o serie Z, también se pudo disfrutar de grandes trabajos como “El estrangulador de Boston” protagonizado por Toni Curtis, y finalmente una película que sirvió para dar otro estilo a ese tipo de películas. “Henry, retrato de un asesino”. Esta película fue filmada de forma fría, casi documental, de forma que sentíamos más cerca el horrible caso de Henry, un verdadero psicópata que sencillamente mata como nosotros respiramos. El asesinato es otra cosa más, sin importancia, que hacemos durante la vida. Como dice el título es un retrato, un estudio no sólo de la personalidad del protagonista. También lo es sobre la fascinación que esa personalidad ejerce en otros. Esta fascinación se refleja en su compañero de piso que idolatra a Henry y que quiere ser como él. Dura y desagradable como un puñetazo al estómago, con escenas muy crudas como en la que Henry y su amigo entran en una casa y golpean a una familia mientras la graban en cámara de video.
También el serial–killer ha servido para realizar estudios sobre la violencia. Es el caso de “Funny Games” del director austríaco Michael Haneke. En esta película, donde dos jóvenes se dedican a torturar a una familia, los psicópatas lo son porque sí, no hay ninguna justificación ni capacidad por el análisis. Ellos siguen su propia lógica, y matan para divertirse. Para ellos no es más que un juego, un juego divertido en el que se hace participar al espectador por parte del director que busca provocar las reacciones producidas por lo que se ve y se intuye en su película.
Y este tipo de personajes también ha servido como telón de fondo par realizar una crítica a la sociedad yuppista de los años 90. “American Psycho” enseñaba a un tipo al que le gustaban los cosméticos, el gimnasio, el sexo con rubias, la cocaína, las pelis gore y porno y también asesino de gente pobre y de bajo estrato social.
En nuestro país también tenemos una película donde se nos retrata a un personaje que suma las características de “M, el vampiro de Dusseldorf” y de “Henry, retrato de un asesino”. Pero a diferencia de éstas, lo impactante está en su naturalidad, en ese día a día continuo y aburrido que de pronto se rompe ante la escena del primer y sorprendente asesinato. Y decimos sorprendente porque hasta ese momento no te imaginas que la película vaya a lanzarse por el camino de los psycho-thrillers. Se titula “Las horas del día”
Y queremos terminar con el director David Fincher, que comenzó a ser el director que hoy es gracias a “Seven” y su serial killer que mata de acuerdo a los siete pecados capitales. Un monstruo de una inteligencia comparable a la de Hannibal Lecter, al que nombramos pero del que ya nos ocupamos. La hiperrealidad de otras películas daba paso a la estética sucia y moderna que implantaría “Seven” a partir de ese momento.
Algo, curiosamente, con lo que rompería años después con su nueva revisión al género: Fincher se embarcaría en “Zodiac”, basándose en el caso real del asesino del zodíaco que tuvo contra las cuerdas o prensa y policía y que, al igual que Jack, el destripador, jamás fue encontrado. Por cierto que el tal Zodíaco dio pie al nacimiento de una leyenda cinematográfica urbana: Harry Callahan ya que Harry, el sucio, se enfrentó a él en la película fundacional aunque fue rebautizado con el nombre de “Scorpio”. De todas formas el “Zodiac” de Fincher va mucho más allá y se atreve con todo un retrato más que generacional de la sociedad estadounidense de aquel tiempo.
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