Hace unos treinta años, el que suscribe viajaba en metro cuando, de pronto, se encontró con el cartel de una película que le llamó la atención. En ella aparecía un tipo con oscuras gafas de sol, cazadora de cuero, pistola en mano y apellido impronunciable.Su slogan decía algo parecido a: "Su misión era cambiar el futuro... destruyendo el presente." que mucho ha llovido desde aquel momento impactante. Esa información fue todo lo que necesitaba para ir al cine dos días después y descubrir, el mismo día de su estreno, un clásico de la ciencia-ficción como luego sería "The Terminator".
Valga la excusa que una distribuidora o productora decida crear una campaña de marketing de considerable tamaño sobre tal o cual película, al fin y al cabo hay que saber venderse, y bombardee desde un principio con noticias, rumores, avances, teaser-trailer y demás con la idea de mantener la atención sobre su producto desde el inicio de pre-producción hasta el día de su estreno (¿cada cuantos días tenemos noticias sobre Batman vs. Superman en internet? Pero este efecto consigue que en muchos blogs y otros muchos medios de información nos infectemos de este sistema y dejamos de lado nuestro lado crítico para dejar aparecer nuestro lado más fan.
La frontera entre la pasión y el fanatismo es mucha veces difusa. Citar nombres famosos puede marcar la percepción de una película. La lluvia de opiniones majestuosas hacia una película como "Gravity" no dejan esconder una cierta adoración hacia su director, Alfonso Cuarón, al que se esperaba como un mesías después de su gran trabajo en "Hijos de los hombres". Cuando alguien comienza a recibir semejante bombardeo de halagos interminables sobre la maestría de una película... ¿con qué opinión se acerca a verla días después? Sus expectativas son diferentes, han cambiado, su capacidad de sorpresa, también. Y si todos han visto en "Gravity" una obra maestra...¿se atreverá ese alguien a opinar al contrario? Personalmente consideramos que "Gravity" es una grandísima película, técnicamente perfecta, un prodigio visual pero con un guión con un buen planteamiento que no termina de ser desarrollado como debiera. Dicho esto, ¿serán muchos los que nos critiquen y nos tilden de raritos por tener la capacidad de disentir o seremos aceptados como una opinión más? En la respuesta a esta pregunta encontramos la diferencia entre pasión por el cine y fanatismo.
Pero pasa lo mismo al contrario. Nos hacemos ecos de las noticias y críticas que nos llegan desde el otro lado del Atlántico sobre tal o cual película y si nos llega que sus resultados en taquilla no son buenos en los Estados Unidos, muchos asumimos que la película no vale la pena y no vamos a verla. Y aún así somos capaces de criticarla. Muchos meses después de su estreno, hemos decidido visionar "El llanero solitario", fuera ya de focos y opiniones que no dejaban en buen lugar el film. Nuestras expectativas no eran muy halagüeñas, claro está, pero una vez vista, está claro que es un experimento fallido que quería repetir el éxito de la saga (muy agotada ya, por cierto) de Piratas del Caribe, pero que no deja de ser un entretenimiento más que notable, un homenaje al western tamizado por la mirada de Jerry Bruckheimer y la era de internet y galonado con algunas gotas de humor absurdo muy pocas veces vista en este tipo de películas. Vale, la química entre los personajes es más bien nula y en comparación, Sparrow le da mil vueltas al personaje de Toro, pero la película cumple bastante bien con lo que quería ofrecer. Entonces, ¿por qué fallaron sus expectativas?
¿Nos acercamos al cine con nuestras expectativas o con las expectativas que nos ha creado los canales interminables de la información de hoy en día? ¿Debemos evitar la influencia de dichos canales? ¿O tal vez debamos ser críticos por nosotros mismos y saber que aquello que estamos leyendo o viendo no es más que otra opinión personal, tan válida como la nuestra? No nos dejemos llevar por las expectativas de otros, generemos nuestra propia, única expectativa mediante un personal análisis de la información recibida. Y si una película nos ha gustado en contra del criterio general no nos escondamos. Esa es una de las magias del cine: hay películas para todos los gustos y gustos para cualquier película. Los demás solo tenemos que respetar esas opiniones al igual que nos gusta que las nuestras sean respetadas. Nadie tiene la última palabra. Y que diablos, a disfrutar...
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