Desayunar con la noticia de la muerte del actor Philip Seymour Hoffmann no es la mejor manera de comenzar un nuevo día. Con 46 años, Philip aún tenía mucho tiempo por delante para hacernos disfrutar de su increíble trabajo como actor. Para muchos estaba considerado el mejor actor de esta generación y nosotros no vamos a discutirlo. Valga como ejemplo una de sus últimas apariciones como protagonista de esa obra maestra titulada "The master" (ha participado en cuatro de las cinco películas de Paul Thomas Anderson).
Actor de físico peculiar, con el tiempo consiguió convertirse en el pedazo de actor que llego a ser. Siempre estuvo más enmarcado dentro de la categoría de actor secundario pero las pocas posibilidades en las que tuvo un papel protagonista supo aprovecharlas hasta el punto de conseguir el Oscar por su papel de Truman Capote. Allá donde apareciera, fuera la película que fuera, ésta subía enteros. Solo le bastaban unos segundos para imantar la pantalla con su actuación por corta que fuera. Si se hizo conocido para el gran público fue gracias a su papel de malvado de película en la tercera parte de Misión Imposible pero aquellos que seguían su carrera desde sus inicios sabemos perfectamente que ese papel no deja de ser una mera anécdota. "Happiness", "Capote", "Antes que el diablo sepa que has muerto" o "La duda" junto a Meryl Streep" dan cuenta de la versatilidad de este gran actor que se nos ha ido, al parecer por una sobredosis.
Cada persona tiene su tiempo en la vida. Philip Seymour Hoffman fue encontrado en su casa y todo hace pensar que las drogas nos han dejado sin uno de los mejores actores que ha dado la historia del cine. No vamos a hacer juicio de valor personales hacia las causas de la muerte del actor (cada cual es propietario único de su destino) pero si que le vamos a reprochar que nos haya dejado huérfanos de su trabajo delante de una cámara de cine. Descanse en paz.
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