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lunes, 12 de marzo de 2012

EL LADO OSCURO: JEAN SEBERG


Año 1960: Su imagen de jovencita de pelito corto, con su camiseta del "New York Herald Tribune", vendiendo periódicos en mitad de los mismísimos Campos Eliseos de París, se convierte en un icono de la modernidad y en un ejemplo a copiar por muchas otras jovencitas y en objeto de deseo de los jovencitos y no tan jovencitos.
Año 1979: Después de una semana desaparecida, su cadáver aparece medio descompuesto cerca de un basurero de las afueras de un París real que tal vez poco tenía que ver con el París cinematográfico que la encumbró en el libro de historia del séptimo arte de la mano de Jean Luc Godard.
Año 2012: En la actualidad el mito de Jean Seberg se mantiene en la mente de muchos cinéfilos pero para el público en general es toda una desconocida. Hoy en día su persona sigue siendo un verdadero misterio.



Por mucho que pueda parecer, la Seberg no era francesa sino americana y muy pronto, con 18 años, aparecía en pantalla de la mano de uno de los directores clásicos. Otto Preminger le eligió entre más de 18.000 candidatas para el papel protagonista en una nueva versión de Juana de Arco, film de tinte casi expresionista y trasfondo psicológico donde una debutante Seberg sabe imprimir un carisma al personaje (con fuertes connotaciones andróginas) difícil de olvidar. Ese carisma provoca ya las primeras reacciones encontradas hacia su persona. Mientras los sectores progresistas aplauden el valor de su actuación, los sectores religiosos fundamentalistas de los Estados Unidos atacan sin piedad a la actriz, una actriz que volvamos a informar, tiene 18 años y se enfrenta por primera vez al ojo descarnado de una cámara de cine y a todo lo que ese ojo lleva detrás a nivel social.




Fuera su desparpajo, su carisma o su juvenil belleza, lo cierto es que Otto Preminger vuelve a ella un año después para interpretar el papel de Cecille, personaje principal de la novela de Françoise Sagan, "Buenos días, tristeza", novela convertida en aquella época en fenómeno social, un drama entre sentimental y generacional que causó furor desde su publicación en el año 1954, una exposición de cierta sociedad acomodada que da rienda suelta al culto al placer. Un vivir hedonista donde el elemento perturbador (en este caso el personaje de Anne, nueva amante de Raymond, padre de Cecille, mujeriego y seductor) termina por desencadenar la tragedia. La actuación de Jean Seberg, en un papel que en principio iba a ser interpretado por la mismísima Audrey Hepburn, encandila a un entonces crítico de cine llamado Jean-Luc Godard. El resto es historia. Jean Seberg daba el pistoletazo de salida junto a Jean Paul Belmondo a la nouvelle vague francesa en "Al final de la escapada" en una nueva actuación que junto al papel protagónico de "Buenos días tristeza" hizo que muchos franceses, en un ataque de su famoso chauvinismo, creyeran que la ahora mítica estrella de cine había nacido en tierras galas.


Por si eso no fuera bastante, participó en una de esas películas que con el tiempo tambien llegó a alcanzar un aura mítica. Jean Seberg compartió música y canciones con Lee Marvin y Clint Eastwood en "La leyenda de la ciudad sin nombre" donde su interpretación musical eran de aquellas que dejaban huella. Y si tantas huellas iba dejando a lo largo de su corta carrera (en el tiempo) pero dilatada (en cuanto a películas) ¿por qué Jean Seberg fue deshaciéndose como un azucarillo hasta ser hoy una actriz semidesconocida?. Su vida interior, que no su vida privada, fue, es y seguirá ya siendo un misterio.


Puede ser que el mismo cine, ese arte que la encumbró y después la traicionó nos deje parte de la respuesta. Quizás Robert Rossen la eligió como protagonista de la que fuera la última película de este gran y poco reconocido director. "Lilith" centra su atención en un centro de salud mental, en una historia de amor dura y visceral que la Seberg coprotagonizó junto a Warren Beaty. Sí, puede que un visionario como Rossen advirtiera de la fragilidad mental de la actriz.


Porque Jean Seberg no fue nunca una estrella al uso y eso, junto a sus demonios personales terminó por abocarla a un quasi obligado retiro. Socialmente se le asoció siempre a los movimientos de extrema izquierda (algo que en los liberales Estados Unidos nunca está bien visto) hasta el punto de ser simpatizante de los "Panteras Negras" un grupo que surgió a la sombra del Black Power (en defensa de los derechos de los afroamericanos) pero con tintes más violentos.


Y personalmente la búsqueda de un hijo fue su mayor frustración. Casada con Romain Gary, consiguió ser madre en el año 1962. Seberg no soportaba la idea de no tener hijos. Para cuando quedó de nuevo embarazada, el F.B.I. ya había echado sus redes sobre ella. Y, nadie sabe de donde, comenzó a correr el rumor que el hijo que llevaba no era de su marido sino del mismo lider de los "Panteras Negras". La presión social más su adicción a los barbitúricos provocó el drama de Seberg: su deseado hijo nació muerto.


El cine en el que participó a partir de entonces se encontró alejado de los focos de Hollywood,, centrándose en Francia y llegando a participar en alguna película en España ("La corrupción de Chris Miller") que mejor olvidar, un pais en el que parece que mantuvo una relación con nuestro desaparecido director Ricardo Franco, una relación extraña que se mantuvo en secreto hasta que Franco decidió plasmarla en la que luego sería su obra póstuma e inacabada, "Lágrimas negras".


Pero su vida personal se la fue llevando. De psiquiátrico en psiquiátrico, pérdida por las drogas, la bella Jean Seberg fue dinamitando su tiempo y podía ser vista por París como un mendigo cualquiera. Hasta que finalmente desapareció para ser encontrada días después, muerta, en el interior de un vehículo. Muchos llorarían su muerte pero el consumo de su figura fue culpa de todos.



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