miércoles, 7 de diciembre de 2011
RALPH MACCHIO: LA PATADA DEL ADIÓS.
Puede que nos echemos encima a todos aquellos fans de Bruce Lee pero la patada más recordada en el cine para muchos de nosotros ha sido, es y será el golpe de la grulla que finiquitaba el último combate en "Karate Kid", una patada que creaba no ya un personaje sino todo un icono del cine de los años ochenta. Pero si para todos los que crecimos con aquella patada, aquello fue un golpe milagroso que muchos quisimos emular (más de un porrazo habrá costado) para su actor fue la puerta de la fama y también de su prematuro adiós.
Ralph Macchio tuvo dos veces la suerte de cara. Por un lado fue escogido por el gran Francis Ford Coppola para protagonizar la generacional "Outsiders", junto a actores también llamados a triunfar como Tom Cruise o Patrick Swayze, Emilio Estévez, Diane Lane, Matt Dillon o Rob Lowe. Luego fue elegido para ser "Karate Kid". Poco podía imaginarse el actor italoamericano que solo dos películas lo catapultaran desde la serie televisiva "Con ocho basta" hasta el estrellato.
Pero fue entonces cuando Macchio cometió el error de su vida cinematográfica: repetir personaje, querer continuar el éxito. Y el personaje se merendó al actor, lo fagocitó, en dos secuelas a cada cual más olvidable, dos secuelas donde cada vez cobraba más protagonismo el papel de su mentor interpretado por Pat Morita. (Y es que aquello de "dar cera, pulir cera" dio para mucho). Quiso remediarlo pero para entonces ya era tarde. Ralph Macchio siempre sería, para nuestro bien y para su mal, Kárate Kid. Ni aunque protagonizara una película con el blues como protagonista y con el gran Walter Hill como director. Decidió entonces salir de la luz de los focos, su estrella se había apagado.
Pero su rumbo, a nivel personal, no fue catastrófico. Macchio no su hundió ni mucho menos. Supo encauzar su vida tanto a nivel personal como actoral. Se casó en 1987, sigue casado desde entonces y tiene dos hijos. Por el costado profesional se sumergió en el mundo del teatro con un tesón que finalmente le fue recompensado con grandes alabanzas por obras como "Cómo triunfar en los negocios sin dar golpe". Y, a pesar de todo, se volvió a poner frente a las cámaras participando en un rol secundario en la película "Mi primo Vinny" e incluso detrás de ellas con "Love thy brother".
Ralph Macchio es un claro ejemplo de como las luces del celuloide pueden ser sólo fogonazos. Pero también un claro ejemplo de que más allá de todo eso hay mucha vida. Que la fama es pasajera y que cada uno debe saber el lugar que ocupa en el mundo. Y sólo por eso, Ralph Macchio se sigue mereciendo muchos aplausos.
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