A la vuelta de las vacaciones navideñas nos encontramos con una de esas noticias que duelen en nuestra redacción. Hay actores que no deberían morir nunca, actores que no han terminado de ser ampliamente reconocidos y actores ampliamente reconocibles en cuanto su rostro aparece en escena. Dijo de él Steven Spielberg que era el mejor actor del mundo. Y no nos parece una opinión exagerada.
domingo, 9 de enero de 2011
UN CÁLIDO ADIÓS A PETE POSTLETHWAITE
A la vuelta de las vacaciones navideñas nos encontramos con una de esas noticias que duelen en nuestra redacción. Hay actores que no deberían morir nunca, actores que no han terminado de ser ampliamente reconocidos y actores ampliamente reconocibles en cuanto su rostro aparece en escena. Dijo de él Steven Spielberg que era el mejor actor del mundo. Y no nos parece una opinión exagerada.
Pete Postlethwaite era un enorme actor que para bien y para mal reunía en su carrera los tres argumentos. Un hombre que siempre supo cual era su posición en el mundo del cine, que la aceptó y que supo recoventirla en su propio beneficio para terminar convirtiéndose en uno de los mejores actores secundarios de esta última época cinematográfica. Su sola aparición en escena servía (y sirve, lo sabemos todos aquellos que conocemos su estilo actoral) para gratificarnos con una película. Hombre de portentoso talento, no recordamos papel alguno en el que fallara. La clave fue su amor por su trabajo y su dedicación totalmente profesional, hasta el punto que en este último año, aquejado de un cáncer terminal, siguió haciendo lo que le gustaba hacer: actuar. Y así pudimos disfrutar de él en películas tan dispares como "Origen", "Furia de titanes" y "The town: ciudad de ladrones" donde su papel del florista es de aquellos que por corto, marcan huella.
Estaba claro que en un mundo este del cine donde marca la belleza y la edad, Pete Postlethwaite no podía aspirar a papeles principales pero cuando los tuvo les puso el mismo empeño, el mismo cariño y la misma profesionalidad que en sus pequeños momentos de gloria. Y sí, el claro ejemplo es "En el nombre del padre" en el que compartió protagonismo con otro de esos actores que no deberían morir nunca, Daniel Day-Lewis (coincidieron también en "El último mohicano").
Pete Postlethwaite nos ha dejado a los 64 años. Ya no veremos su nombre impronunciable en los títulos de crédito. Y a nosotros ya no nos quedará la esperanza de esa escena en la que haga su aparición para levantar una película que hasta ese momento nos parecía algo anodina.
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