Una de las muchas cosas que hay que agradecerle a los chicos de Pixar es que no se han dormido en los laureles del éxito. Parece mentira que aquel grupo de amigos que les dio por animar mediante un ordenador y un software a una sencilla lámpara tipo flexo (y que han convertido en su logotipo o su marca de fábrica) sigan con la misma ilusión del principiante, maravillando a propios y extraños no ya con su fabulosa pericia a la hora de las técnicas infográficas sino también con su cariño por unas historias cada vea más originales y con una pasión pocas veces vista en el mundo de la animación cinematográfica.
Su éxito ha sido de tal calibre que la Disney, hasta entonces el "number one" en esto de la animación, terminó por "absorber" a la Pixar que se había convertido en una amenaza para su posición en este mundillo. Pero ¿quién venció a quién cuando la primera cabeza visible de la Pixar, John Lasseter, es ahora mismo quién está manejando (junto a sus chicos) los designios de la todopoderosa Disney?
Pixar recibiendo el León de Oro de Honor en Venecia en 2009
El éxito de Pixar comenzó a cimentarse con "Toy Story", las aventuras y desventuras de unos muñecos cualesquiera que cobraban vida cuando se quedaban solos en la habitación de su "dueño". Tal vez sea como agradecimiento a este primer éxito, lo cierto es que hasta el momento Pixar sólo ha creado continuaciones de estos personajes mientras que sus otros proyectos fueron construidos como piezas unitarias a las que no han vuelto. (Aunque esto parece ser que va a cambiar pronto ya que se dice que Pixar quiere retomar sus personajes de "Monstruos Inc." y "Cars")
A expensas de lo que nos pueda deparar el futuro de Pixar, más vale que disfrutemos con su presente. Cada una de sus películas es esperada con creciente expectación para ver si consiguen superar su film anterior o finalmente se dan el trompazo que más de uno espera llegue de un momento a otro. A "Los increibles" le siguió "Ratatouille" y a ésta le siguió "Wall-E" y después volvieron a sorprender con "Up" una de las ideas más alocadas e inverosímiles que sólo se le puede ocurrir a una mente diferente (que la idea de un viejo que antes de ser desahuciado para ingresar en un centro de la tercera edad se lance a viajar con su casa gracias a millones de globos, consiga tal cúmulo de sensaciones en el espectador es como para quitarse el sombrero y aplaudir durante media hora).
Y si alguno espera que la tercera parte de "Toy Story" sea un paréntesis en el camino creativo de los Pixar, nada más alejado de la realidad. Porque aunque se retomen personajes por todos conocidos, en esta nueva historia, los tipos de Pixar han creado nuevos juguetes que se enfrentarán a nustros queridos Buzz, Woody, el señor Patata y compañía.
En esta ocasión los juguetes se verán a enfrentados a un enemigo más que temible: el paso del tiempo. Andy, su amo, está a punto de ingresar en la universidad y nuestros queridos "toys" descansan semiocultos en un rincón.
A pesar del cariño de Andy, éste sabe que debe desembarazarse de los juguetes que finalmente serán donados a una guardería. Allí el grupo de los "toy story" concocerán aun nuevo grupo de juguetes como el señor Púas, un erizo vestido de tirolés; Lotso Abracitos, un oso de peluche de color rosa y olor a fresa y el mismísimo Ken que como no podía ser de otra manera se enamorará perdidamente de... Barbie.
Y enfrentarse a toda una "colla" de niños con ansias de jugar y "destrozar" cualquier juguete nuevo que les pongan por delante.
Pero esto es sólo el principio porque el misterio, el suspense y la aventura que tan bien saben manejar los de Pixar (y recordamos en este momento la magistral última media hora de "Up") se van adueñando de la función.
Los dirigentes de Pixar sabían perfectamente cual era el éxito de la Disney: cine para llevar a toda la familia. Pero si Disney lo que hacía era que los niños, los hijos, conseguían (sin mucho esfuerzo) que tíos padres y abuelos fueran a ver su última película, Pixar ha conseguido una nueva y mejor vuelta de tuerca: Sus historias, sus guiones, sus personajes, sus guiños, su pasión, su creatividad, han conseguido atrapar por igual el corazón de pequeños y mayores. Y una cosa así, que Pixar lleva consiguiendo año tras año, película tras película, es digno de alabar hasta la extenuación.
Ya es hora que todos aquellos que sólo se atreven a "remakear" series y películas o alargar sagas hasta el hastío se den cuenta de lo que el espectador quiere en una sala de cine. Y sino, que se larguen y dejen entrar a otros con nuevas y refrescantes ideas, que falta hace en el mundo (y en el negocio, por si todavía esos inútiles no se han dado cuenta) del cine.
Hartos de remakes
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