Bien. Visionadas las dos películas muy pocos pueden discutir que la vencedora por K.O. es “Capitán América, el primer vengador”. Y esa victoria se centra en el guión de uno y otro film. Dejando aparte el panfletismo proamericano del personaje de la Marvel, la película que relata el origen del primer vengador ha conseguido captar el espíritu de los cómics. Sus guionistas han sabido encajar con más aciertos que errores (que los hay) ese espíritu (incluso en ese aire retrofuturista que consiguió que no se me fuera de la cabeza durante el metraje el arte gráfico de Jim Steranko) y han sabido hacerlo llegar al espectador de forma que, más o menos, ese espectador quede implicado con la película.
Tampoco hay duda que la historia es bastante simple pero eso no le impide que sea efectiva sin perder el respeto ni hacia los personajes ni hacia el espectador. Luego podemos entrar en otros detalles como el ridículo e innecesario pasaje en el que el Capitán se enrola en el ejército para pedir fondos, el archisabido origen del héroe paupérrimo que finalmente se convertirá en el emblema de la segunda guerra mundial o el pobre clímax final aunque aquí la culpa estriba más en la torpe mano de Johnston que en unos guionistas que saben darnos la de cal sin olvidar que la película no es más que un pretexto para el gran evento marvelita del año 2012 y que no es otro que la primera aparición cinematográfica de The Avengers de Joss Whedon (si el amigo Joss se basa en los cómics de Mark Millar y Bryan Hitch, prepárense para algo espectacular).
Nada más lejos de la realidad. No sabemos si Martin Campbell es tan buen director como nos quiso hace creer en “Casino Royale” pero no ha sabido o no ha podido levantar un fiasco guionístico como el de “Green Lantern”. Dejando de lado los efectos especiales que también dejan que desear, el gran hundimiento de la película estriba en un guión sin más ideas que la presentación de más y más personajes, por ejemplo el resto de los Green Lantern Corps son dibujados con un trazo rápido y grueso (Killowog y Tomar Re, además de Siniestro, aportan lo mínimo a la película)
y con muy poco acierto y corazón (¿en que se parecen el personaje cinematográfico al Jordan de los cómics?) y marcado (dicho guión) por el desconcierto (tal vez desconocimiento) del universo Green Lantern por parte de unos guionistas que sufren ese virus al que desde aquí hemos denominado “efecto acumulación” y que traba el discurrir continuo de la trama de una película y que queda fuertemente marcada en el distanciamiento que “Green Lantern” genera hacia los espectadores que ven discurrir las diversas e innecesariamente alargadas secuencias con más aburrimiento que otra cosa, algo de lo que también se contagian los mismos actores desde Ryan Reynolds
(parece mentira que sea el mismo tipo que protagonizó “Buried”) hasta el mismísimo Tim Robbins que se encarga de poner la mano para recibir el cheque y poner su rostro en un intento de dar un cierto caché a la película en uno de sus personajes más olvidables y también más innecesarios que tiene este fallido proyecto “deceero”, todo lo contrario que sus contrapartidas en “Capitán América” que saben en todo momento el terreno que están pisando y sino que se lo digan al mismísimo Tommy Lee Jones que vuelve al terreno superheroico tras su deleznable Dos Caras en uno de los Batman dirigidos por Joel Schumacher y que se lo pasa cañón o a un joven Chris Evans que humaniza y endiosa a su personaje cuando realmente toca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario