Cuentan muchos de los asistentes al pasado festival de Venecia que en sus últimos días desaparecieron de los pases de prensa bastantes corresponsales con los que habían compartido días antes discusiones, plateas y alguna que otra comilona. Aunque en un principio pueda parecer algo digno de un expediente X, la realidad es mucho más banal y sencilla: antes de finalizar el festival de cine en la bellísima ciudad de los canales, da comienzo el festival de Toronto, allá en la lejana Canadá. Y hoy en día este festival ha acrecentado su popularidad en progresión geométrica año tras año hasta llegar a convertirse en uno de esos eventos que muchos no pueden (o no quieren) perderse ya que parece ser que en esta ciudad y en su festival se cuecen muchos valores futuros. Tantos que hasta se ha convertido en un primer disparo de salida a la hora de participar en las quinielas de los premios más importantes de la industria de Hollywood.
Toronto es un festival diferente. No hay premio físico aunque sí hay premiados. No hay un jurado especializado porque en Toronto el jurado especializado es el propio público que valora la mejor película vista en cada edición otorgando sus votos. Es por eso que normalmente no nos encontramos como ganadoras a películas del último rincón del mundo que nadie conoce (algo así como el Nobel de literatura) ni con películas de las anteriormente denominadas "de arte y ensayo" (¿aún se acuerdan?, pues seguro que ya peinan canas), ni "boutades" artísticas que provocan la ira de un público y una prensa especializada que tenían otros candidatos en sus quinielas.
En el año 1988 (Toronto comenzó en el año 1976 como un resumen de los mejores festivales) el público otorgó el premio a "Mujeres al borde de una ataque de nervios". No hace tanto las premiadas fueron "El discurso del rey" o "Slumdog millonaire" (que luego se alzaron con el Oscar) y también se llevaron el gato al agua películas como "Cyrano de Bergerac", "Promesas del este", "Amélie", "La princesa prometida" hasta llegar a la ganadora del mes pasado "El lado bueno de las cosas". Como se puede ver, películas que posteriormente tuvieron una muy buena acogida comercial.
Eso es justamente los que ha hecho que Toronto haya sido invadida por los ejecutivos de Hollywood. Entre 300 y 400 películas se pueden visionar cada año en un festival que ha adquirido tal poder que es capaz (en ciertos aspectos) de eclipsar el antiguo festival de Venecia en lo que podríamos entender una disyuntiva entre el cine-comercio (representado por Toronto y mal que pese a alguno también por Sundance) y el cine-arte (Cannes, Berlín, Venecia y San Sebastian).
Bien, todo esto no es para otra cosa que comentar que este año 2013, el público de Toronto a elevado a candidata a la carrera de los Oscars a la última película del realizador Steve McQueen, fotógrafo y escultor, además de cineasta que si es conocido por nuestros lares es gracias a algo llamado Internet, ya que su primera película "Hunger" con fecha 2008, todavía no se ha estrenado en nuestro país y dudo que hoy en día haya alguien interesado que vaya al cine a verla ya que habrá satisfecho su curiosidad por otros canales algo "ilícitos", de acuerdo, pero los únicos canales para poder ver otro tipo de cine que ya no llega a nuestra pantallas. Suponemos que la valentía con la que McQueen retrata la huelga de hambre de los miembros del IRA del año 1981 y en particular de uno sus miembros: Bobby Sands que en la película interpreta un tipo llamado Michael Fassbender. Humana, dolorosa y fría, "Hunger" es una película valiente tanto como no lo fueron las distribuidoras de nuestro país que no se atrevieron a estrenarla. Tal vez (y esta es nuestra teoría) por las voces que hubieran puesto en comparación los sucesos de la película con el problema del terrorismo etarra en España.
"Doce años de esclavitud" es la tercera película de Steve McQueen y la reciente vencedora del festival de Toronto. Cuenta la historia real de Solomon Northup (el guión, del propio director, se basa en la autobiografía escrita por el propio Solomon) un hombre negro libre que es secuestrado en Nueva York y vendido como esclavo, una situación que duraría doce años (de ahí el título) durante los cuales luchó por recobrar su libertad y aguantar la crueldad de su amo. La película cuenta con Michael Fassbender, Brad Pitt, Chiwetel Ejiofor, Paul Giamatti y un cada vez más solicitado Benedict Cumberbatch.
